¿Cuántas dimensiones existen?
Tratar de explicar la realidad del Universo, es enfrentarse a las limitaciones de los sentidos y la mente humana. Por otro lado, cada inteligencia extranjera representa el Universo con diferentes modelos explicativos, los unos abarcando la multidimensionalidad universal, y los otros no. Por ejemplo, los teósofos explicaran que existen 7 dimensiones en el Universo. Otros, como los Pleyadianos indican las 10 dimensiones del universo. Y los Arcturianos describen 13 dimensiones.
Por lo tanto, solo puede hacerse una representación más o menos fidedigna a razón de acogerse a varios modelos explicativos dimensionales. Estos modelos dimensionales escogidos están los siguientes: Amorah Quan Yin, Satya, , Cábala, y Apu.
Tengamos en cuenta, que, en la ciencia actual, la teoría de cuerdas, desarrollada durante las dos últimas décadas, ha establecido que el espacio-tiempo o físico-3D tiene siete dimensiones adicionales que incluya a la gravedad.
Los Científicos sospechan que pudieran existir más partículas y fuerzas de las que necesitamos, y operan de formas más complicadas de lo que deberían. Por lo tanto, la existencia de otras dimensiones podría ayudar a la ciencia a explicar complejidades del universo, incluyendo la energía o materia oscura que presuntamente estaría gobernada o influenciada desde otras dimensiones.
La Atlántida, desapareció casi de la noche a la mañana, destruida por el disparate de sus habitantes que llenos de soberbia, hicieron mal uso de los dones que se les había otorgado. Tras la destrucción, los supervivientes se dispersaron por todo el planeta.
Durante siglos y milenios la antigua ciencia Atlante fue trasmitida de maestro a discípulo a través de generaciones y generaciones, pero también se fue contaminando paulatinamente.
De aquellos conocimientos quedó la ritualidad de esos conocimientos. Así nació, las ciencias ocultas, la astrología, la alquimia, las disciplinas espirituales y la magia.
Esta antigua ciencia quizás no se ha perdido del todo, y los científicos de hoy nos colocan cerca de la altura de aquellos míticos seres a quienes nuestros primitivos antepasados llamaron dioses. Y, tal vez, aquellos antiguos alquimistas, depositarios de los vestigios de la antigua ciencia, pudieron aportar algo luz con sus trabajos y modelos sobre el universo.
-Dimensión Amorah Quan Yin.
Este modelo dimensional está extraido de los Guias de Amorah del Libro Las Tribus Pleyadianas Arcangélicas de la Luz, ejercicios pleyadianos.
Dimensiones: Ámbitos de conciencia delimitados por la gama de frecuencia vibratoria y la naturaleza de sus formas o su ausencia de formas.
Primera dimensión: «el reino de los minerales puros como recipientes de conciencia, pero carentes de su propia conciencia y autoconciencia».
Segunda dimensión: «el reino vegetal; planos astrales inferiores en los que las distintas conciencias se perciben a sí mismas como todo lo que existe, ajenas al espíritu, carentes de alma y totalmente absortas en sí mismas; asimismo el reino de ciertos tipos de elementales que no tienen más conciencia propia que la controlada por una fuerza. También contiene aspectos del inframundo de los denominados bardos del budismo conocidos en otras tradiciones como reinos infernales».
Tercera dimensión: «el mundo físico y sus correspondientes planos astrales. Anclado en un tiempo lineal y en una realidad basada en el espacio-tiempo. En este reino todo existe a un máximo de nueve mil vibraciones por segundo. Este es el reino en que se vive la conciencia humana.»
Cuarta dimensión: «los seres conservan la consciencia en forma de sentimientos y como pensamientos basados en sentimientos. Esta dimensión contiene polaridades de oscuridad y de luz. Los reinos de luz están formados por Ciudades de luz y por aquellos que han alcanzado una frecuencia vibratoria de entre las nueve mil hasta las doce mil vibraciones por segundo. Aquí la consciencia es la primera etapa de la consciencia de Cristo que sigue a la ascensión. Numerosos guías, ángeles y Maestros Ascendidos impulsan a los humanos tridimensionales a que sean receptivos y estén preparados para la evolución y el crecimiento espirituales.
Los seres humanos también se ven impulsados por sus homólogos astrales de oscuridad que existen en esta dimensión. Son capaces de emular la frecuencia vibratoria inferior de pensamientos negativos, vicios, emociones reprimidas y zonas de sombra humana mal curadas o rechazadas -y son capaces de arrastrarlas hacia el lado oscuro y luego controlarlas y alimentarlas de su dolor, miedo y otro tipo de energías densas-.
A medida que los seres humanos desarrollan cualidades de vibración superior del ser, pensar, sentir y hacer, así como trascienden las tendencias kármicas de sus propias zonas de sombra, se ven atraídos magnéticamente hacia los impulsos de luz de la cuarta dimensión y son liberados del control oscuro de los seres parásitos. La polaridad oscura de este reino es también uno de los lugares donde se dan las pesadillas y abusos astrales.»
Quinta dimensión: «esta dimensión también cuenta con polaridades de luz y oscuridad. Los seres conservan las formas etéricas de la combinación de la tercera y cuarta dimensiones, pero refinadas, y con libertad para alterar estas formas a voluntad.
En el aspecto de luz de este reino están la mayoría de los guías personales de los humanos, ángeles de la guarda, ángeles servidores y la mayoría de los Maestros Ascendidos y miembros de los Grandes Hermanos Blancos; las escuelas iniciáticas de nivel intermedio, el consejo kármico y los Devas Supralumínicos.
A partir de esta dimensión es imposible hablar en términos de vibraciones por segundo porque se encuentran más allá de las limitaciones del tiempo y el espacio, aunque esta dimensión puede actuar a voluntad sobre la realidad espacio temporal.
Esta es también la dimensión de las conciencias de Cristo y de Buda como resultado posterior del proceso de encarnación, ascensión y transición a través de las Ciudades de Luz de la cuarta dimensión. En esta dimensión se dan sueños de volar, sueños de sanación, experiencias superiores y enseñanzas. Este es el plano causal dimensional relativo a los humanos que se manifiesta y crea en los mundos de dimensiones inferiores durante el sueño. En otras palabras, es donde los humanos sueñan su vida dotándola de realidad espaciotemporal y luego se despiertan y viven esos sueños. Aquí se dan la consciencia superior, los sueños lúcidos y la magia blanca. La polaridad oscura comprende los poderosos señores oscuros de la magia negra y el control.
Existen en este reino: ángeles, maestros, hechiceros y gobernantes oscuros de los mundos y los planos astrales inferiores. Si una persona desarrolla grandes poderes psíquicos y de control mental sin desarrollar la integridad de corazón y de espíritu, se les gobierna desde aquí, de donde vienen durante el sueño y tras acabar su vida humana.»
Sexta dimensión: «es el reino del Consejo Superior, los arcángeles que interactúan con la Tierra. Los Consejos de Ancianos y una consciencia colectiva incipiente. A partir de este nivel las dimensiones son exclusivamente de Luz. La consciencia colectiva de este reino es la de las almas divididas.
Si el alma, después de haber permanecido en un cuerpo en la Tierra, decide dividirse en dos o más partes, ya tenga su decisión origen en el dolor o en el deseo de experiencias diversas, en el nivel de la sexta dimensión cada parte compartirá el mismo Yo Superior y se conectará con nosotros a nivel de alma y espíritu. Desde aquí se dicta nuestro objetivo superior.
Los seres de este nivel pueden elegir proyectarse en formas humanas, si les sirve para algún propósito, pero en realidad existen en formas puramente geométricas, que es lo característico de esta dimensión. Esta es la etapa de la Creación en la que el pensamiento, el color y el sonido toman forma geométrica y relevancia numerológica.
Cuando los seres de este nivel desean comunicarse entre sí, se limitan a fusionar sus campos de energía y consciencia. Se forma un entramado único a partir de esta fusión y cada uno experimenta la naturaleza esencial del otro mediante la comparación y lo que pueda ofrecer. Se da la sensación de conocer al otro sin sentir que uno se ha convertido en el otro. La conciencia de Melquisedec existe en este nivel dimensional.»
Séptima dimensión: «el reino de la armonía y el sonido divinos. Los seres de este nivel existen como expresiones de la esencia a través de la armonía del sonido individual y colectivamente. La forma ya no se puede proyectar sin descender de dimensión. Las pautas se forman con el sonido, pero son flujos nebulosos de color y movimiento. Las pautas variables en espiral son las únicas que pueden describirse.
Cuando los seres de este nivel desean comunicarse entre sí combinan simplemente sus sonidos y mezclan colores y crean nuevas pautas. Las dos conciencias se energetizan con esta experiencia y llegan a comprenderse mutuamente. Existe un mayor acuerdo que se deduce del principio El Todo es más que la suma de sus partes. Es el siguiente nivel de consciencia colectiva pero esta vez con otras almas diferentes a la tuya propia.
Los seres a este nivel tienen la clave para traducir toda experiencia y conciencia en sonido puro, establecer y crear pautas de flujo. Estas frecuencias de sonido componen el único lenguaje común de la séptima dimensión hacia abajo. Los miembros de las familias de almas del mismo origen tienen la capacidad de experimentarse como un mismo ser en esta dimensión, manteniendo al mismo tiempo la capacidad de ser individuales.»
Octava dimensión: «las características de este reino son el color puro y las pautas de flujo. Los seres de esta dimensión existen como autoconsciencias que despiden color, luz y movimiento. La comunicación entre sí es más bien una experiencia sinérgica durante la cual ninguno de los seres puede notar la diferencia entre sí mismo y el otro. Aquí existe un amor grande de unión y comunión. Debido a la ausencia de sonido como expresión individual de este reino, es también el reino del vacío, cuyo auténtico propósito es ser un lugar donde lo completo como esencia y conciencia puras. En ausencia de miedo puede ser un lugar de consuelo y profundo descanso.»
Novena dimensión: «punto de origen del Laoesh Shekinah, el sagrado Pilar de Fuego o Pilar de Luz. Es la última dimensión en la que un ser de luz tiene la capacidad de experimentar la conciencia separada de la entera supra-alma de donde vino y puede elegir sentir cuando desee la consciencia colectiva de la supra-alma. La única forma que existe es la del pilar o cadenas paralelas de una luz muy purificada. Todo parece luz blanca y cristalina, y aun así se descompone, emanando luz de colores hacia la octava dimensión.
Esta es la dimensión de la conciencia de Metatrón. Cuando en una ocasión se me dio a experimentar este reino, lo único que todavía conseguía diferenciar de mí misma eran cristales etérico. Tenía una colección de cristales de cuarzo en la mesa de mi habitación donde se encontraba mi cuerpo cuando la experiencia tuvo lugar. De pronto, fui consciente de que aún percibía los cristales como algo separado de mí, aunque los muebles y las personas se habían fusionado por completo en mi conciencia. Me dijeron que sólo hasta allí podía llegar la conciencia humana sin vaporizarse el cuerpo. «
Décima dimensión: «Todo lo que se me ha dicho de esta dimensión es que todos los miembros de las familias primigenias de supra-almas experimentan estar completamente inmersos en una conciencia y ya no tienen en cuenta su ser individual. Más allá de este punto no se me ha mostrado ni mencionado nada, excepto que la decimotercera dimensión es el lugar de completitud y de ser Uno en la que el yo se ve absorbido hacia Todo Lo Que Es y no conoce la separación.»
-Dimensión de Satya.
Esta información es procedente de Alcyón, la estrella Central de las Pléyades. Cosmología pleyadiana de Barbara Hand Clow.
Primera Dimensión: «el núcleo de cristal de hierro que hay en el centro de la Tierra siendo éste la gravedad» [La gravedad se describe como: «la primera dimensión de cualquier sistema que genera el eje vertical de manifestación a partir de sí mismo. La gravedad es el campo más denso de cualquier forma creada, atrae a todas las partes de su forma hacia sí misma y tiene consciencia»].
Segunda Dimensión: «reino telúrico que existe entre el núcleo central de cristal de hierro de la Tierra y la superficie terrestre allí donde habitan las fuerzas elementales». [El término elementales se define como: «inteligencias metálicas nucleares, químicas y minerales pertenecientes a la segunda dimensión»].
Tercera Dimensión: «el reino físico de los humanos»
Cuarta Dimensión: «el reino polarizado de las fuerzas arquetípicas que interactúan con la Tierra y que son guiadas por los Anunnaki de Nibiru«. [El término arquetipo es definido como «las fuerzas de dimensiones no-físicas que moldean y residen en la mente subconsciente, evocando grandes emociones, la creatividad y la toma de consciencia de ser manipulado, por ejemplo»].
Quinta Dimensión: «la vibración del amor que es guiada por consciencias de Las Pléyades para la Tierra, especialmente desde Alcione».
Sexta Dimensión: «líneas de comunicación del pensamiento puro. Todos los objetos físicos son ideas que residen en la biblioteca de la sexta dimensión y debido a su proceso de pensar se generan formas geométricas de luz que crean las realidades. Para la Tierra, este reino es guiado por el sistema estelar sirio».
Séptima Dimensión: «líneas de comunicación del pensamiento puro. La autopista de información galáctica de luz y las bandas de fotones son para la Tierra la séptima dimensión guiada por la Galaxia de Andrómeda.»
Octava Dimensión: «organización estructural de la inteligencia de la Tierra conocida como Federación Galáctica y que es guiada por el sistema estelar de Orión».
Novena Dimensión: «la realidad, unificada, que entreteje todas las frecuencias más sutiles. Este plano de vibración es una biblioteca de todo aquello que existe en un reino; para la Tierra, la novena dimensión es el Centro Galáctico guiado por seres de Henoch».
Décima Dimensión: «el Universo en sí es la décima dimensión, el ‘todo’ cósmico, que contiene todo aquello que percibís desde la Tierra y no puede ser etiquetado, descrito o comprendido».
«No existe una jerarquía de dimensiones, cada una es poderosa a su manera y para sus propios habitantes… En todas las dimensiones hay estructuras de organización, pero sólo en la tercera dimensión existen gobiernos. Estáis intentando comprender la multidimensionalidad, pero os autolimitáis si aplicáis modelos estructurales de 3D a dimensiones superiores o inferiores. Esto es lo que sucede normalmente a la gente que está trabajando duramente para elevar su conciencia.
No debe atascarse en el fundamentalismo jerárquico dimensional. Por ejemplo, el Comando Ashtar se compara con a la Federación Galáctica de 8D. La octava dimensión trabaja con un orden galáctico, pero no hay modelos en 3D que puedan describirlo.
–Dimensiones según el Kábala de la tradición judía.
El Árbol de la Vida es uno de los símbolos cabalísticos más importantes del judaísmo. Está compuesto por 10 esferas (sefirot) y 22 senderos, cada uno de los cuales representa un estado (sefirá) que acerca a la comprensión de Dios y a la manera en que él creó el mundo. La Cábala desarrolló este concepto como un modelo realista que representa un «mapa» de la Creación. Se le considera la cosmología de la Cábala y se representa en el conocido Árbol Sefirótico. El mismo se compone de diez emanaciones espirituales por parte de Dios, a través de las cuales dio origen a todo lo existente. Estas 10 emanaciones, para formar el Árbol de la Vida, se intercomunican con las 22 letras del alfabeto hebreo.
Las sefirots de Zeir Anpin comprenden desde la 4 hasta la 10:
Kéter (Corona, la voluntad, o el deseo de hacer bien a sus creados, el otorgamiento).
Jojmá (Sabiduría, el deseo de recibir).
Biná (Otorgamiento, el deseo de otorgar con la intención de recibir).
Jesed (Misericordia o benevolencia).
Gevurá (Justicia).
Tiféret (Belleza).
Netsaj (Victoria).
Hod (Gloria o reverberación).
Yesod (Fundamento, la generación, o piedra angular de la estabilidad).
Maljut (Reino o reinado, el deseo de recibir con el fin de recibir, la materia de la creación, el ego, la vasija, la cualidad de la recepción pura).
Entonces tenemos: El Árbol de la Vida y Los Cuatro Mundos.
Para los cabalistas, esta estructura del cosmos enseña la Mercavah, que, entre otras cosas, son interpretaciones cabalistas del libro de Ezequiel en el Antiguo Testamento.
Los cuatro mundos son cuatro niveles de manifestación sobre la base de los cuales está construida la creación:
1.- El Plano Divino o Atziluth
2.- El Plano de la Creación o Beriah
3.- El Plano de la Formación o Yezirah
4.- El Plano de la Materia o Asiyyah
Estos cuatro mundos o planos se ven representados en el citado libro bíblico en el Capítulo I. La visión de las “criaturas vivientes”, corresponde al Plano Material; la visión de la “bóveda o firmamento” al Plano de la Formación; la visión del “trono como de zafiro” al Plano de la Creación, y finalmente, la visión de la “figura de apariencia humana” al Plano Divino.
-Dimensión de Apu.
Extraído de la entrevista a José Antonio Campoy.
Dios se manifiesta constantemente a través de ciclos de manifestación finitos y concretos en sí mismos. Parecería que su propósito fuera la creación constante e infinita en el tiempo de semillas que, a su vez, crecen, dando frutos que producirán nuevas semillas; y así indefinidamente. De forma que cada una de esas manifestaciones -de la semilla al fruto y de éste a la semilla- constituye un ciclo concreto. Ciclo que se ajusta a un programa cósmico que constituye lo que podríamos denominar «la escala cósmica de manifestaciones». Ese ciclo tiene siete manifestaciones o dimensiones, que son:
– primera dimensión o dimensión mineral
– segunda o dimensión vegetal
– tercera o dimensión animal
– cuarta o dimensión humana
– quinta o dimensión energética
– sexta o dimensión mental
– séptima o dimensión divina
Cada uno de estos escalones, planos o dimensiones cumple globalmente una función en el universo. Pero cada una de estas dimensiones está, a su vez, compuesta por siete etapas, correspondiendo cada una de ellas a siete pasos intermedios o momentos sucesivos en el proceso de manifestación, que abarcan desde el principio de cada dimensión correspondiente hasta el límite con la siguiente.
El denominado reino mineral, como en los demás, la chispa divina recorre las siete etapas y, a medida que avanza, va perdiendo densidad en lo mineral. Esto es, se manifiesta primero en los cuerpos sólidos, densos y pesados, cuyos átomos contienen menos energía, pasando luego por los líquidos y continuando por los gaseosos y ligeros, que son los que han absorbido una mayor cantidad energética.
En el reino vegetal, la primera etapa comienza con las plantas menos evolucionadas, como por ejemplo ciertos líquenes, y termina en vegetales tan evolucionados que casi se les puede confundir con animales primarios unicelulares. Lo mismo ocurre con el reino animal.
En cuanto a la cuarta dimensión o plano humano, cabe señalar algo importante: al iniciar su primera etapa, el hombre dispone de cuatro «cuerpos» fundamentales que mantiene a lo largo de los siete peldaños de su escala evolutiva, aunque durante el recorrido sufre algunas transformaciones. Estos cuatro «cuerpos» son el «Yo interno» o cuerpo espiritual, que es al que nos referimos cuando decimos «yo soy», al que «envuelven» los otros tres «cuerpos» que hacen del hombre un ser integral: un cuerpo elemental, un cuerpo energético o astral y un cuerpo material o físico, soporte de todos los anteriores.
El hombre, en su evolución o ascenso por la escala evolutiva, va conociendo y dominando tanto la materia que le rodea como la que le sirve de soporte, esto es, su cuerpo físico. Y al dominar la materia, va dependiendo menos de ella y, por el contrario, va haciéndose más dependiente de sus otros cuerpos sutiles. Dicho de otro modo: el hombre evoluciona a medida que pierde densidad; y pierde densidad aumentando la tasa vibratoria de su ser integral, formado por la unión de todos sus cuerpos.
En conclusión, los hombres 4.1 (primera etapa de la cuarta dimensión o dimensión humana), son aquellos que están ocupados en comprender el entorno que les rodea y del cual dependen en gran medida. Su evolución mental todavía más inconsciente que consciente; en estos momentos no existen ya hombres así en la Tierra.
Los hombres 4.2 siguen aprendiendo de su entorno, pero su inteligencia les permite ya fabricar instrumentos y utensilios para dominarlo y protegerse. Tampoco existen ya hombres así en vuestro planeta, aunque podríamos tener una referencia próxima en algunas tribus del Amazonas o en los pigmeos.
Los hombres 4.3, como es el caso de los habitantes del planeta Tierra, se diferencian básicamente de los de la anterior etapa en que aparece un elemento nuevo e importante a reslatar: la consciencia, la capacidad de «darse cuenta» de las cosas y tener, además, la facultad de poder aumentar progresivamente ese grado de consciencia. Siendo en ese momento cuando se da cuenta de que es «el rey de las creaciones físicas que ve», la manifestación más evolucionada de cuanto le rodea físicamente. Y al darse cuenta de su individualidad, comienza a utilizar de forma consciente el llamado «libre albedrío». La función cósmica de un 4.3 sería, pues, la de poblar y dirigir su planeta regulando y colaborando de una forma consciente y libre al desarrollo evolutivo de los planos o dimensiones anteriores, y evolucionando él mismo a través de la construcción consciente de sociedades armónicas.
Cuando el hombre aprenda a vivir en armonía -y ese es el futuro próximo que os espera a quienes superen el próximo salto evolutivo que se acerca, del que en su momento les hablaremos- con y los que le rodean, pasará a ser 4.4, etapa ésta en la que el hombre debe adquirir plena consciencia de su función: investigar y profundizar en el conocimiento del mundo físico y material para aprender a dominarlo.
Los hombres 4.5 -nuestro caso en Apu- diré, brevemente, que nos dedicamos, entre otras cosas, a investigar en el terreno de lo que podríamos llamar la moral, procurando que nuestra sabiduría y enseñanzas sirvan de referencia a los 4.3 para su evolución progresiva. Los conocimientos transmitidos por los seres 4.5, por cierto, suelen ser el origen de las religiones en los distintos mundos 4.3, como el vuestro, así como la semilla de los conocimientos esotéricos que custodian las órdenes herméticas. Lo que no quiere decir, en absoluto, que el que eso haya dado lugar al nacimiento de las religiones fuera precisamente el fin perseguido.
Los hombres 4.6, son los maestros espirituales de los 4.4, de la misma forma que los 4.7 son los de los 4.5. Por supuesto, los hombres 4.7 han alcanzado ya tal desarrollo de consciencia cósmica y tal dominio de la materia que su ser integral está ya muy próximo al de los ángeles, seres del primer peldaño de la quinta dimensión. Y no me extiendo porque ello excedería a la intensión que nos animaba en esta entrevista, aunque para que sirva la referencia conviene añadir que en la quinta dimensión viven seres energéticos, es decir, humanos que un día trascendieron la cuarta dimensión y abandonaron, por innecesario, el soporte del cuerpo físico; en la sexta viven los seres espirituales y, en la séptima, las llamadas divinidades.
Somos seres humanos con un grado evolutivo correspondiente a la escala 4.5. Mi maestro es un ser humano del nivel 4.7.
-Dimensión Teosófica.
Extraído del C.W. Leadbeater, teósofo. El sistema solar está dividido en siete grandes planos o divisiones, indistintamente llamamos reinos, mundos, niveles, regiones, esferas o dimensiones.
Los nombres dados a estos planos considerados en orden de materialidad desde el más denso hasta el más sutil son:
1) físico
2) astral
3) mental
4) búdico
5) nirvánico
6) monádico
7) ádico
Cada uno de estos siete grandes planos está a su vez dividido en siete subplanos. Aunque la insuficiencia del lenguaje físico nos obligue a considerar estos planos y subplanos en escala de inferior a superior, o de superior a inferior, no hemos de incurrir en el error de creer que son lugares separados en el espacio o están unos encima de otros.
Se ha de entender que la materia de cada plano o subplano interpenetra la materia del plano o subplano inmediatamente inferior en densidad, de suerte que aquí mismo, en la superficie de la tierra están entreverados todos los planos, aunque las sutiles modalidades de materia se extienden tanto más allá del mundo físico, cuanto mayor es su sutileza.ç
Cada ser humano tiene en sí mismo materia de cada uno de los siete planos y un vehículo o cuerpo correspondiente a cada uno de ellos, por cuyo medio puede actuar cuando sabe manejarlo. Así es que el paso de un plano a otro plano equivale a mudar de uno a otro vehículo el enfocamiento de la conciencia. No obstante, en el actual estadio de la evolución de la masa general de la humanidad, esta mudanza se contrae al uso de los vehículos astral y mental en vez del físico.
Cada uno de estos cuerpos responde únicamente a las vibraciones de la materia de su propio plano, de suerte que cuando la conciencia está enfocada en el cuerpo astral, sólo percibe el mundo astral, así como cuando se enfoca en el cuerpo mental, sólo percibe el mundo mental. Todos estos planos constituyen un potente y vívido conjunto, aunque nuestras todavía débiles facultades sólo nos permiten percibir simultáneamente una muy corta parte.
En cuanto a los tres planos inferiores de nuestro sistema solar, cada planeta o globo físico tiene también sus peculiares mundos astral y mental, de modo que los tres interpenetran dentro del campo de fuerza de cada planeta, pero no se interprenetan con los mundos físico, astral y mental de los demás planetas. Pero desde el búdico hacia arriba, todos los planos son comunes a todos los planetas del sistema.
El plano astral de nuestro planeta interpenetra al globo terrestre y su atmósfera, pero se extiende más allá de la atmósfera, y de aquí que los filósofos griegos dieran al plano astral la denominación de mundo sublunar. El plano mental interpenetra al astral y se extiende aún más alla.
Únicamente la libre materia atómica de los planos físico, astral y mental es coextensiva con el éter interplanetario, y por lo tanto, un individuo no puede pasar de uno a otro planeta en cuerpo astral o en cuerpo mental, como no puede pasar en cuerpo físico; pero sí puede hacerlo en cuerpo causal altamente desarrollado, aunque no con tanta rapidez como en cuerpo búdico.
¿Podemos considerar que todos están explicando el camino hacia el reino Secreto de Dios, y por lo tanto la distribución física y no física de nuestro Universo que conecta con otros universos o planos que dependen administrativa y evolutivamente entre ellos?
Si quiere continuar profundizando en el tema planteado puede continuar en:
Amorah Quan Yin: Manual de ejercicios pleyadianos, Ed. Obelisco, Barcelona, España, 1998.
Campoy, José Antonio: Entrevista a un extraterrestre: Geenom, J&C Proyecto Editorial, Madrid, 1997. www.proyectoboreal.com
Hand Clow, Barbara: Cosmología Pleyadiana, Ed. Obelisco, Barcelona, España, 1999.
Cábala. Nuevas perspectivas. Madrid: Siruela. (2005).