Manifestaciones Mentales de Fantasmas y Tulpas.
En el contexto místico y paranormal, tulpa, es un ser o quizás un ente espiritual que se genera a través de ciertas representaciones mentales o espirituales. Por lo tanto, son manifestaciones generadas por la mente del pensante, pudiendo recrear desde una forma vaporosa o brumosa hasta un espectro fantasmal.
¿De dónde surge la palabra Tulpa? Por lo visto este término “tulpa” surgió del vocablo tibetano “sprulpa” que representaba ser cierto tipo de “emanación” o “manifestación” paranormal.
De hecho, desde la antigüedad en registros budistas ya se hablaba sobre esta creatividad mental del humano. Por ejemplo, en el texto, el Samaññaphala Sutta, se relata como el humano tiene la capacidad de crear un ser o cuerpo brumoso o semi físico solo con el pensamiento. Estos seres creados están simplemente hechos con la mente. En otros textos hindús, como el Patisambhidamagga y el Visuddhimagga, comentan que estos seres creados mentalmente aparecen con la misma esencia que tiene Guatama Buddha, y los Arhtas.
-Guatama Buddha. También llamado Siddhartha Gautama, quien fue el fundador del budismo, además de ser un Sabio – Maestro de los Shakyas.
-Los Shakyas. Un clan de la india védica, hoy día a India y Nepal, que siguieron al fundador del budismo Guatama Buddha.
-Los Arhats. Fueron aquellas pocas personas que llegaron a lograr y comprender la verdadera naturaleza de la existencia y ha logrado el nirvana.
Siddhartha o Guatama Buddha era el hijo de Śuddhodana, el líder elegido de los Śākya Gaṇarājya.
Según se recoge en los textos del Buddhacarita de Aśvaghoṣa, I,1–2, el padre de Guatama Buddha, llamado Śuddhodana, era el Rey de los Śākyas, y un Hijo de la Raza Solar, quien tenía como esposa a la Gran Maya, o la Diosa Maya de las Pléyades. Suddhodana y Maya tuvieron hijos, y estos fueron sus seguidores de su religión en la Tierra.
Por otro lado, los Teósofos de 1927 también adoptaron el concepto de tulpa como un cuerpo de emanación creado mediante el pensamiento. De hecho, lo especificaron como “forma pensamiento”. Ellos extrajeron del Libro Tibetano de los Muertos, traducido por Miyrdhin Reynolds, donde se define una Tulpa como una emanación o manifestación mental.
Hoy día, el concepto de tulpa se popularizó en el mundo occidental gracias a temas de ficción de la televisión y los libros de finales de los años 90 y 2000.
Pero, siempre, a lo largo de los tiempos, tanto el espiritismo, lo paranormal, y en determinadas religiones, la materialización o manifestación mental fue usada para fisicalizar seres desconocidos. Y, la ciencia, de momento, no ha confirmado ni experimentado sobre dicha materialización.
También hay que tener en cuenta que numerosas materializaciones, presuntamente realizadas por médiums, fueron fraudulentas, como el caso de Eva Carrière que muestra una fotográfica con una figura de cartón recortada del Rey Fernando de Bulgaria, haciéndola pasar por tulpa.
Estas emanaciones de Ectoplasma, que en el espiritismo de 1894 se definió como una energía espiritual manifestada en el mundo físico fue tratado como espectro o tulpa. El primer caso fue acuñado por el investigador psíquico Charles Richet.
Debido a la creencia de que el ectoplasma era susceptible de destrucción por la luz, se aseguró que las sesiones tuvieran lugar en la oscuridad. Y fue entonces que las malas condiciones de iluminación convirtieron en una gran oportunidad para el fraude, ya que el ectoplasma de imitación era fácil de hacer con jabón, gelatina y clara de huevo, o quizás simplemente muselina bien colocada.
Otras apariciones son los fantasmas, también conocidos como poltergeist, sombras , espectros, o espíritus.
Según el folklore cree que las apariciones fantasmales son las almas o espíritus de los muertos, ya sean animales o humanos.
Estos fantasmas aparecen, según las muchas descripciones, con formas que abarcan desde una presencia invisible a formas tenues translúcidas o apenas visibles, hasta apariciones absolutamente realistas y físicas. De hecho, algunas personas han intentado contactar con el espíritu de una persona fallecida, y a esto se le conoce como necromancia, o espiritismo.
Creer o no en la existencia de vida tras la muerte del cuerpo, no siempre conlleva creer en las manifestaciones de los espíritus de esos muertos. Pero el culto a los antepasados y ciertas prácticas religiosas como los ritos funerarios, los exorcismos y algunas prácticas del espiritismo y la magia ritual están diseñadas para ayudar a las almas de los muertos. Una incongruencia de la humanidad, lo niega externamente, pero lo acepta y cree en la intimidad u oculto.
Estos fantasmas generalmente se describen como esencias solitarias semejantes a los humanos, aunque también se han contado historias sobre ejércitos fantasmales y fantasmas de animales en lugar de humanos.
Se tiene la creencia de que acechan en lugares particulares, u objetos, o personas con las que estaban asociados cuando estaban vivos.
Estas almas o espíritus existen tras la muerte de sus cuerpos, y tienen la capacidad de, o bien, ayudar o dañar a los vivos. También también la posibilidad de una segunda muerte.
De hecho, hace más de 2.500 años, los egipcios cuando hablaron sobre la naturaleza de la vida futura se postularon religiosamente en ideas que evolucionaron constantemente en el tiempo. Muchas de estas creencias se registraron en inscripciones jeroglíficas, rollos de papiro y pinturas en tumbas. En el Libro de los Muertos de Egipto se recopila algunas de esas creencias aparecidas durante diferentes períodos de la historia del antiguo Egipto. Es por esa razón que comenzaron a embalsamar a sus muertos, esperando nacer en la otra vida.
Entonces cabría preguntarse ¿Qué es una tulpa? Tulpa se puede dividir en dos partes: tul y pa.
Pa es solo un sufijo que convierte un verbo en una persona; una partícula de agente. Por ejemplo, cuando se realiza el ritual chöd, se llama chödpa.
Tul significa básicamente “creado”, “encarnado”, y “emanado”. Esto significa solamente una persona o cosa emanada; de emanación.
Aunque Tulpa es un término tibetano, este se vinculó con otro vocablo Tulku, donde ku o sku significa cuerpo que emanaba del cuerpo, es decir, un “cuerpo emanado”. La razón por la que se confunde es que el término más antiguo para Tulku era tulpaku, la persona que ha emanado su cuerpo, en cuyo caso eran lamas.
Sin embargo, para el término Tulpa, eran generados por personas que mentalmente creaban su propia creación o emanación. La mente, crea un “cascarón energético” para su uso. Primero haces un cascarón, y luego los llamas por un nombre.
Por lo tanto, tulpa es una construcción de energía o forma de pensamiento, donde en algunos casos convocas a una deidad, y otros a difuntos o formas y estas son una forma de pensamiento. Por lo tanto, las tulpas están involucradas principalmente en un proceso ritual donde se convierten en una personalidad que reside en la conciencia de uno mismo y que con el pensamiento lo materializa.
Entonces, tenemos, por un lado, las Tulpas que son principalmente construcciones mentales, egregores, thralls, formas de pensamiento o amigos invisibles. Pero, todas representan una forma de pensamiento creada mediante una mente colectiva o individual, que crea una entidad psíquica autónoma. Además, existe una relación simbiótica entre un la tulpa y su grupo o persona creadora.
Y, por otro, los Fantasmas o apariciones de difuntos. Pero, tanto la una como la otra podrían ser ambas proyecciones ejecutadas desde otros niveles o dimensiones, y quién sabe quiénes son las entidades que las envían desde el más allá, y con qué finalidad.
Según H.P. Blavatsky y sus maestros, los súcubos e íncubos son con cuerpos astrales de seres humanos desencarnados, y, por otro lado, los Lilith y los Na´amah de las tradiciones sumerias.
En el caso de las almas suelen ser de seres humanos de naturaleza particularmente lasciva y maliciosas los que se llaman los elementales. Aparentemente carentes de inteligencia, siguiendo simplemente sus instintos maliciosos o animales y tratando de aferrarse a la vida física de otros vivos vampirizándolos.
Y, en el otro lado están los súcubos e íncubos, conocidos como los “demonios” que pueden llegar a ser visibles o no, cuya misión es atraer materia de la atmósfera próxima o del cuerpo de la víctima, sobre todo si ésta es un médium, y también de cualquier otra persona en la que hay poca cohesión espiritual.
Ellos son los “atacantes etéreos” que surgen desde otra dimensión, que son principalmente llamados por la potencia mental de la propia víctima o por hechiceros o magos negros con suficiente poder de proyectar ciertas formas espectrales.